Un cuento histórico
Cuentan quienes saben mucho que econtrándose el Rey Poeta Nezahualcóyotl paseando por las faldas del volcán, cruzóse con un topo que, a su paso, asomaba el hocico, mostraba el hocico, descubría por completo el hocico.
Ya lo interpela el Rey Poeta: “Pobre criatura, la más baja de todo mi reino. La naturaleza ha sido mezquina contigo y no te ha dado más atributo que tus ojos nublados. Dime qué puedo hacer por ti y te será dado.”
Así contesta el topo: “Gran Monarca, sin amargura te digo. He recorrido esta tierra mil años, he recorrido sus entrañas. Mil veces ha vuelto a nacer la tierra, la tierra ha vuelto a empezar mil veces, y cada vez la recorro por adentro y con cada oradada es como las rutas que recorren mi entendimiento. Nuevas cosas se aprenden y nuevas rutas se abren.”
Mucho sorprende esto al Rey Poeta: “Entiendo lo que dices y ahora veo que los canales que recorren la tierra son como los canales que recorren mi entendimiento. Pero dime, topo, ¿cómo sabes cuál es el adelante y cuál es el atrás?”
Ya contesta el topo: “Gran Monarca, no hay atrás ni adelante. Yo voy siempre hacia donde quema el sol.”
Todo esto le parece muy bien a Nezahualcóyotl y ya se va caminando con la punta de la cabeza llena de pensamientos. Toda la gloria sea con aquel que sigue aprendiendo.